La temeridad de estos políticos raya en la inconciencia porque no miden la peligrosidad de meter en el perverso juego del rédito político a cualquier precio y no razonan que se trata de la salubridad de todo un pueblo. Y así, para estos caranchos de la política las estadísticas mundiales sobre la economía durante la pandemia no las tienen en cuenta, el único objetivo es pegarle desde todos los ángulos al gobierno nacional; propuestas, no las tienen, basta recordar que se opusieron a la primera cuarentena y a todas las medidas de aislamiento, ellos quieren abrir el tránsito vehicular sin restricciones, sea transportecolectivo de pasajeros, barcos, aviones, trenes, subte, etc., total ...,si hay un rebrote el culpable siempre será el gobierno. Su estupidez llega a los límites de la demencia cuando juegan con la salud de niños en clases presenciales sin tener certeza qué les depara esta nueva etapa del peligroso virus, de tal manera que el pueblo deberá estar preparado para juzgar y condenar esta locura que no les afectará a los funcionarios dementes, será un riesgo cierto para la familia de los niños que asistan a clases presenciales sin garantíade inmunidad.
Resulta llamativo el silencio de la Justicia en todos sus niveles que no se pronuncien en favor o en contra de la presencialidad de clases siendo que al ser política del gobierno debería garantizar la protección de un amplio sector expuesto a la pandemia. Una advertencia para quienes propugnan el riesgo para sus gobernados es lo que corresponde si existe peligro de contagios.-