Su reclamo era justo, pedía una justificación al proceder de una empleada de la tarjeta Naranja por conceder el privilegio de atender a un joven que preguntaba por el lugar de pago de un resumen e inmediatamente lo hizo pasar, cosa inexplicable porque a él lo mandaron a hacer una cola de más de veinte personas y cuando llega a la puerta se da con esa actitud reñida con principios preconizados día a día por todos los medios. La atención al cliente sin discriminarlo contribuye a erradicar la violencia, sea o no adulto mayor y quien no evita ese tipo de actitudes, como el joven caradura que se hizo atender sin un segundo de espera, es tan violento como la empleada insensible que se burló de muchas personas que respetaron pacientemente su turno.
La violencia de este tipo también tiene consecuencias en lo social y en la salud; es algo que puede prevenirse, es cuestión de consciencia.-